ALIMENTACIÓN, SALUD Y COMUNIDAD: ENCUENTROS DE RESILIENCIA Y BIENESTAR SOCIAL.

31 de julio de 2025

Ruth G. Jiménez Moreno*

B. Anaí López Hernández*

Diana I. Hernández Peláez*

La Clínica Hospital del Pueblo “Anna Seethaler” A. C. es una organización de la sociedad civil que tiene entre sus objetivos prevenir enfermedades y mejorar la salud de los pacientes más allá de las paredes que delimitan su espacio físico, implementando acciones comunitarias en lugares periféricos y marginados donde es difícil el acceso a la salud, con una visión centrada en el paciente y en su contexto, es decir, la comunidad y su estrecho vínculo con la salud y la alimentación, vínculo que influye significativamente en el bienestar de las personas y la sociedad.

Oaxaca es un estado multicultural que enmarca de forma muy peculiar la relación entre la salud y la alimentación; es por eso que contextualizar esta relación, desde un enfoque que atiende a los lugares y las relaciones sociales en que el acto de alimentarse y cuidar la salud es primordial para su entendimiento y aprehensión desde una organización como la Clínica del Pueblo.

Fuente: Clínica del Pueblo

De acuerdo con el portal de la Secretaría de Salud Federal, una alimentación adecuada es esencial para una óptima salud física y mental, ya que no solo se debe satisfacer la necesidad alimentaria, sino además consumir alimentos que generen bienestar por medio de una dieta equilibrada para cada etapa de vida del individuo (Secretaría de Salud, 2024). Ello tiene lógica dentro de la narrativa de política pública del Estado; sin embargo, desatiende e invisibiliza la diversidad contextual y cultural de nuestro país, además de ser claro ejemplo del reduccionismo médico.

Recientemente la Clínica del Pueblo ha adoptado el enfoque de la antropología médica crítica, como una herramienta que precisa a darle cara al enfoque biomédico clásico reduccionista, del que también participa la disciplina de la nutrición, en los términos en que la clínica y la política pública homogeneizante determinan para toda la población, y que desatienden las particularidades de cada entidad, región o comunidad, puesto que no todos los pacientes pueden seguir los patrones alimentarios hegemónicos, precisamente por las diversas características propias del contexto y comunidad de cada paciente, sin tomar en cuenta las características, gustos, estado de salud, costumbres e ideas, geografía, limitaciones físicas, económicas y de acceso (Aranceta-Bartrina, 2010).

Fue Jean Anthelme Brillat-Sauvarin quien en el siglo XIX acuñó la frase dime qué comes y te diré quién eres (Brillat-Sauvarin, 1834), una frase que clasifica a los alimentos en clases y enmarca las desigualdades que existen en, por ejemplo, las diversas comunidades oaxaqueñas, y de todo el país, donde laescasez de alimentos, debido a la pobreza y la marginación, es el pan de cada día. desde esta realidad es lógico preguntarse si realmente en el estado de Oaxaca los servicios de salud contemplan la relación entre alimentación, salud y comunidad.

De acuerdo con un comunicado emitido recientemente por el movimiento #OaxacaSinChatarra, del que la Clínica del Pueblo forma parte, Oaxaca se encuentra dentro de los primeros diez estados con el mayor número de muertes por diabetes, y es la 2a entidad con la tasa más alta de obesidad entre personas adultas, y la 1a en obesidad infantil. En número fríos y alarmantes, 1 de cada 4 niñas, niños y adolescentes en Oaxaca vive con obesidad infantil, y 1 de cada 2 podría desarrollar diabetes en la vida adulta, condenándolos a vivir con un padecimiento completamente prevenible, y sumándose al número aproximado de 300 mil adultos oaxaqueños que actualmente viven con diabetes y otras enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.

Fuente: Clínica del Pueblo

Ahora bien, sin duda saberes y cultura de las comunidades influyen significativamente en los hábitos alimentarios y la percepción de la salud en su contexto, de allí la importancia de comprenderles al hablar de nutrición, salud y su vínculo con los alimentos. Si bien su práctica puede no tener una base científica, sí tienen peso en las decisiones nutricionales y los resultados de salud de las personas dentro de las comunidades.

Es por ello que desde el programa de salud comunitaria de la Clínica del Pueblo buscamos conocer a la comunidad y sus necesidades, para incentivar con ellas la búsqueda de las soluciones a los problemas de salud con los que viven día con día, y de esta manera implementar estrategias diseñadas de manera específica para los territorios, sin imponer conocimientos o establecer ideales que pueden resultar difíciles de alcanzar.

Así mismo, la Clínica del Pueblo participa y organiza foros de análisis de la situación de la salud, la alimentación, el agua y el territorio en Oaxaca, en los que parte de los hallazgos de distintas voces preocupadas por esos temas son: que existe una transición alimentaria debido a una mayor accesibilidad a alimentos ultraprocesados desplazando a los alimentos naturales; que las formas de producción de alimentos en el campo se han modificado con paquetes tecnológicos, con fertilizantes, con agroquímicos, semillas mejoradas, semillas híbridas, y muchos otros elementos no naturales que llegan a las mesas de las familias, de allí la importancia de recuperar el sistema MILPA y su aportación de alimentos, y nutrientes, implícitos en la siembra de maíz; que las alteraciones en los estilos de vida y formas de subsistencia de la población, como parte de los efectos de los acuerdos de comercio internacional y las políticas macroeconómicas, han traído como consecuencia que la gente en las ciudades tenga menos tiempo para cocinar y mayor accesibilidad a productos agroindustriales y ultraprocesados, y con ello a una menor capacidad para elegir lo que come.

Fuente: Clínica del Pueblo

En conjunto con iniciativas como la campaña #OaxacaSinChatarra por el derecho a una alimentación sana y nutritiva, de la cual somos parte, creamos estrategias y acciones para sensibilizar a la sociedad de los efectos en la salud que tienen las actividades comerciales de las grandes empresas productoras de alimentos ultra procesados, y de manera concreta buscando la reducción de consumo de esos productos en la población infantil y adolescente, brindando talleres y pláticas informativas a todos los miembros de las diversas comunidades escolares en Oaxaca.

Ejemplo de ello es que, ante la amenaza de sanciones a las escuelas por no sumarse al programa Vida Saludable, impulsado por la actual administración federal, que prohíbe la venta de refrescos, frituras, dulces, chocolates, pastelitos y productos similares en las escuelas, autoridades y comités escolares emprendieron acciones para atender a ese llamado nacional, en el que una estrategia local ha sido vincularse con la Clínica del Pueblo para que, junto con la campaña #OaxacaSinChatarra, pudieran identificar qué prácticas alimenticias impulsar entre el alumnado y las familias de San Martín Mexicapam y Tlaxiaco.

Fue así que en un ejercicio participativo, en al menos dos planteles educativos de ambos lugares, padres de familia pugnaron porque en las escuelas de sus hijos: exista mayor vigilancia sobre lo que desde los hogares se envía como almuerzo para los estudiantes; se promueva más actividad física para niños y niñas; se cumpla con tiempo de receso para la alimentación de las infancias; mejorar la oferta de alimentos que se hace desde las cooperativas escolares; llevar a las escuelas más orientación nutricional; mayor cuidado y consumo de agua; entre otras.

Fuente: Clínica del Pueblo

Si bien estas iniciativas no brindan alivio inmediato a los problemas de alimentación, sobrepeso y desnutrición, cuando son consultadas y ejecutadas con los beneficiarios directos, fomentan un sentido de comunidad y apoyo, lo cual puede tener efectos emocionales y sociales positivos en las personas, al promover que es derecho de todos los miembros de la comunidad tener acceso a alimentos suficientes, seguros y nutritivos necesarios para mantener la salud y prevenir la desnutrición y otras enfermedades (Aranceta-Bartrina, 2010).

Es con el enfoque comunitario, y de la antropología médica crítica, como identificamos esta dimensión colectiva, la cual toma en consideración no solo a la persona como ser individual, sino a los colectivos con los que se tiene un sentido de pertenencia, con quien se comparte la preocupación y los cuidados de la salud, las prácticas alimenticias, la lucha contra las enfermedades, los significados que tienen para ellos, y el impacto en sus vidas al interior de su contexto social prioritario.

El ejercicio de una alimentación sana y realmente nutritiva, en un estado como Oaxaca, con su diversidad ambiental y el gran pluriculturalismo que conserva, debería ser un asunto rutinario, pero la soberanía alimentaria en el estado se ha visto fracturada por factores como la falta de recursos naturales, comenzando por el agua que es vital para el cultivo, la contaminación ambiental y el uso de pesticidas químicos, que resaltan la importancia que se le debe dar a las formas locales de alimentación en cada comunidad, y a políticas públicas que ayuden a cada población a generar nuevamente su soberanía alimentaria.

Resulta de máxima trascendencia recuperar los saberes y recetas alimenticias tradicionales, tanto de los pueblos rurales, como de los urbanos, e implementar esa riqueza de alimentos que otorga la naturaleza, y el trabajo campesino y de recolección, que se transforman en prácticas culturales y gastronómicas para aplicarlas desde el consultorio, apoyados de la exploración exhaustiva del contexto del paciente, de su historia, sus condiciones socioeconómicas, y por qué no, también políticas, en las que se enfrenta a la enfermedad, procura su salud, obtiene sus alimentos y conduce sus tratamientos médicos y nutricionales.

En resumen, la interacción entre la alimentación, la salud y la comunidad es profunda, compleja y multifacética. La nutrición influye significativamente en los resultados de salud, y las prácticas culturales alrededor de los alimentos pueden moldear los hábitos de la comunidad. Las iniciativas comunitarias propuestas desde la comunidad y sus necesidades son cruciales para promover esquemas de alimentación saludable para garantizar la seguridad alimentaria. Al comprender y abordar estos elementos interconectados, las comunidades pueden trabajar para mejorar la salud y el bienestar general de sus poblaciones, generando iniciativas reales con objetivos alcanzables que puedan generar cambios significativos desde dentro de la comunidad, donde los involucrados se puedan percibir como parte de las acciones para el bienestar de su población y, con ello, reforzar su cohesión y sentido de pertenencia.


*Licenciadas en nutrición, integrantes del Programa de Salud Comunitaria de la Clínica Hospital del Pueblo “Anna Seethaler” A. C.

Anterior
Anterior

Clínica del Pueblo, cumple 25 años de salud comunitaria en Oaxaca - QUADRATIN Oaxaca

Siguiente
Siguiente

Realizan segundo conversatorio para una propuesta de medicina comunitaria